El 26 de marzo pasado, la Red Argentina de Periodismo Científico organizó junto a Clarke & Modet Argentina, y con la participación de la Fundación Grupo Efecto Positivo, una Jornada sobre Propiedad Intelectual y Vacunas. Durante el encuentro, que se realizó en forma virtual, la abogada y especialista en Propiedad Intelectual María Cecilia Aloise, de Clarke Modet, expuso sobre “Patentes de Invención y Vacunas en Pandemia”, y la abogada Lorena Di Giano, directora de la Fundación GEP, expuso sobre “Acceso a Medicamentos”.
Al finalizar las presentaciones, integrantes de la Red realizaron preguntas y se debatió sobre el acceso a las vacunas en Pandemia.
Aloise arrancó brindando un panorama de las patentes en el mundo, y luego detalló qué es y qué no es una patente y cuáles son las herramientas para proteger la propiedad intelectual de desarrollos científicos y tecnológicos.
Algunos datos brindados por Aloise son sorprendentes. En 2019, según WIPO (Federación mundial de patentes que nuclea a oficinas de patentes en todo el mundo) se presentaron más de 3 millones de solicitudes en todo el mundo y 1.5 millones las presentó China. Ese país, junto a Japón y Estados Unidos concentran el 70% de las patentes mundiales.
Las solicitudes vienen creciendo desde hace décadas. En 2019 se concedieron 1.5 millones de patentes en el mundo y ese año había unos 15 millones de patentes vigentes en el mundo.
también definió qué son las patentes (un derecho exclusivo de explotación comercial por 20 años), para qué sirven y a qué tipo de productos y procedimientos se aplican.
Las patentes son además, territoriales. Y hay requisitos para obtenerlas (novedad mundial, altura inventiva). Y hay muchas creaciones que no son patentables, como las obras artísticas sin aplicación industrial.
Aloise detalló qué información se debe presentar para obtener una patente. Y enumeró y explicó otras herramientas de protección intelectual como: modelos de utilidad, derechos de autor, secreto industrial, modelos y diseños industriales, variedades vegetales (a partir de modificaciones genéticas) y marcas.
En América latina, solo el 15% de las presentaciones de patentes son de empresas y ciudadanos locales (y el 85% son extranjeras). Y solo el 0,1% de las patentes otorgadas pertenecen a investigadores y empresas latinoamericanas.
Argentina está en una baja de solicitudes de patentes (menos de 4.000 por año). ¿Los motivos?
El 25% de las patentes presentadas se refieren a la salud (medicamentos, tratamientos, vacunas).
Una vez declarada la pandemia, se intensificó la solicitud de patentes de tratamientos y vacunas. Esto ya había ocurrido con epidemias anteriores (SARS, MERS y Ébola).
A fin de marzo había en el mundo 267 vacunas en desarrollo en todo el mundo y candidatas a patentes (dos en Argentina).
¿Qué limites hay al derecho de las patentes para garantizar el acceso a vacunas? “La ley prevé la posibilidad de limitar temporalmente el derecho de patentes por una emergencia sanitaria”, destacó Aloise.
Patentes y acceso a vacunas.
A su turno, Lorena Di Giano se refirió a los acuerdos internacionales que hoy protegen la propiedad intelectual. Comentó que en 1994, en el marco de la OMC, surgió el ADPIC (Acuerdo internacional sobre Derechos de Propiedad Intelectual).
Y se enfocó en las Patentes y destacó que «Al crear una patente por al menos 20 años se extienden los monopolios sobre los medicamentos se habilita también una práctica conocida como evergreening», y consiste en modificar cuestiones no sustanciales (como la presentación y forma de aplicación de un medicamento) para extender el monopolio por otros 20 años y demorar la entrada de genéricos al mercado.
“Detrás de las compañías farmacéuticas hay fondos de inversión como Black Rock, que lo único que buscan es rentabilidad”, advirtió.
También se refirió a las salvaguardas de salud, que pretenden evitar que compañías farmacéuticas soliciten patentes por una mera combinación de medicamentos que ya existen.
“Las promesas del ADPIC fueron: estimular la innovación, la Inversión y la Transferencia tecnológica pero nada de eso ocurrió”, sostuvo Di Giano, y ejemplificó con algunos estudios. “Menos del 6% de más de 1.100 medicamentos analizados fueron reales innovaciones”.
La directora de GEP mostró algunos gráficos que ilustran cómo las patentes impactan en el precio de los medicamentos. Y también un mapa que muestra cuándo terminarán de vacunar contra Covid-19 los distintos países, y revela una clara diferencia entre las naciones más ricas y las menos desarrolladas.
Di Giano detalló que, en un relevamiento que están elaborando desde la Fundación GEP, detectaron al menos 188 patentes asociadas con vacunas anti-SARS y anti-MERS, que fueron las bases sobre las que se trabajó para las del SARS-CoV-2, pero advirtió: “Las patentes están bloqueando la capacidad para producir. El sector farmacéutico argentino, público y privado, tiene una gran capacidad de fabricar biológicos. Si se liberara la tecnología y se hiciera real la transferencia de tecnología, nuestros laboratorios podrían fabricar vacunas. ¿Cómo vamos a pretender que exista una patente que bloquee la posibilidad de que ejerzamos la soberanía de producirlas, para que nuestra población pueda ser inoculada?”, cuestionó Di Giano.
Para lograr un acceso equitativo a las vacunas, desde la OMS se propuso el mecanismo COVAX –impulsada junto con la Alianza de Vacunas (GAVI), financiada y coordinada por la propia industria farmacéutica, y la Coalición de Innovación y Preparación contra Epidemias (CEPI), que también recibe fondos de la industria farmacéutica y la Fundación Bill y Melinda Gates–, que permitiría a 92 naciones con economías de ingresos bajos y medios acceder a las vacunas, al menos para el 20% de su población.
Sin embargo, esta iniciativa no está generando los resultados esperados. Tanto que, a fines de febrero, el director general de ese organismo acusó a “algunos países ricos” de “socavar” la iniciativa, ya que a buscan tener acceso a dosis adicionales mediante negociaciones directas con los fabricantes, lo que ha generado una reducción en las dosis asignadas a COVAX.
“Las patentes de tecnologías médicas nunca deberían estar bajo la órbita de la OMC”, sostuvo Di Giano.